domingo, 10 de enero de 2010

M'agrada el Brodo, des de petita, ben calent.

Es un agua, un agua hirviendo que acaricia mi piel y evapora el fugaz trono donde quedo acomodado el frío de hoy. Una ducha similar al cuentacuentos trasnochador que relaja cada músculo de mi ser (de mi pobre ser, de mi mísero estar), y aprovecha un poquito cada día para quitarme vanidad, para venderme cariño de oferta, del dos por uno.

Es un caldo que me tomo, "brodo" se me ocurre, siempre me hizo gracia esta palabra italiana, es fiel, bonita y amable.

Los tiempos imborrables deciden hacerse notar, recordarte los días pasajeros como reproche al abismo, y retrocedo risueña a la infancia, al "notajunto" o al "tengui-falti", el phosquitos y la pantera rosa, a la Arale o el Son Goku, al "señu señu!!!", y si me esfuerzo hasta recuerdo la bata de rallas rosas de las niñas y azules de los niños (un poco Auswitch por cierto).

Yo no creo que de pequeño seas inocente. Yo creo que eres inconsciente.

Qué bonita era aquella inconsciencia... que aburrido que poco a poco las cosas ya no te sorprendan, o que como mucho te las compres.

D.

5 comentarios:

  1. Vaya última frase, tia. Hi ha gent que es tirà pel balcó per molt menys...

    Això dels Phosquitos m'ha recorat un acudit que explicava incansablement un company d'escola:

    A diu: Tu padre es un proscrito.
    B contesta: Pues el tuyo un Tigretón.

    ResponderEliminar
  2. No sé per què, però "brodo" em recorda a "brou". Però és clar que no parlem del mateix, que el brou s'ingereix!

    I sí, les criatures són inconscients. Quan agafes consciència és quan et toca adaptar-te a la realitat.

    ResponderEliminar
  3. si, brodo es brou... el mateix..

    ResponderEliminar
  4. tampoco olviden que antes de la consciencia sta la inconsciencia!! exactamente 0,666^ segundos antes!!!

    ResponderEliminar