sábado, 4 de octubre de 2014

Hay algunas personas, no las abundantes, solo algunas que son la felicidad.
Éstas sintetizan desde sus corazones la paz y la armonía que precede a sus sonrisas.
Mi abuela era la felicidad.

Son personas que ensombrecen la feracidad y la vileza de manera delicada y silenciosa. Solo una gran onda de color desprenderse de su filarmonía lo que tiñe de verde turquesa el negro rojo de los días del hoy.
Son persona preciosas, que siempre embellecen la vida del otro, con un decorativo e infrecuente mal humor que les cae muy bien. De intelectualidad permisiva y permeable.

No rechaces la locura del amante...
El amante es ése que adora las palabras bellas. No quiero ni "cloaca" ni "congruencia". Prefiero "melancolía" o "pereza", prefiero las personas, no las abundantes, que son la felicidad.

sábado, 5 de julio de 2014

Con el tiempo, es una sensación que se ve incrementando en mi interior. La sensación de que el amor mueve el mundo y sólo el amor nos salva de la perdición y del asfalto emocional. Los días que se suceden alrededor del desdén y la inundación de millares de familias hacen que cada día más y más me duelan sus hijos, sus niños. 
Porque sus hijos, son mis hijos, porque cuidar del mundo, cuidar de mi mundo, es cuidar de toda nuestra infancia, y darles dentro de nuestras posibilidades amor, educación y protección.

Tu hijo es mi hijo, mi hijo es tuyo también. Y si no entendemos eso, estamos condenados al ocaso.


domingo, 13 de abril de 2014

Cae la Luna dulce en las manos del despertar. Luce la armonía de esta pesadumbre, el disgusto de la verdad, de que la evidencia caerá pos su propio peso. Deseo enervar la tarde que huye y hacer entender a las hadas y a los duendes que ellos no deciden nada.

La vida, solo por ser soñadora y ser vivida, enloquece a los advervios y a las sentencias.
La vida, tan puta, tan bella, tan y tan dura a veces, merece ser escrita en papel mojado, para regocijarnos en ella pero no jurarle ni bandera ni doctrina... porque la vida es éso tan y tanto.

Cae la Luna esta noche de domingo.

D.

miércoles, 9 de abril de 2014

Gracias.

Como si alguna vez me hubiera gustado ser una yonki del dolor.  Y desprenderse del pedaleo circunscrito y vertebrado, gravemente herida en el ego.
Merece más la pena compadecer a los demás que a uno mismo, ya me cansa mirarme tanto al espejo, es ridículo.
Tantos años de introspección para al final, para desde el final retroceder... y percatarse una de que la bondad se halla en la gratitud a los otros. Es como un "todos somos hijos de Dios" pero sin creer demasiado en Dios.
Gracias Nico, de alguna manera tú me has enseñado esto.