domingo, 13 de abril de 2014

Cae la Luna dulce en las manos del despertar. Luce la armonía de esta pesadumbre, el disgusto de la verdad, de que la evidencia caerá pos su propio peso. Deseo enervar la tarde que huye y hacer entender a las hadas y a los duendes que ellos no deciden nada.

La vida, solo por ser soñadora y ser vivida, enloquece a los advervios y a las sentencias.
La vida, tan puta, tan bella, tan y tan dura a veces, merece ser escrita en papel mojado, para regocijarnos en ella pero no jurarle ni bandera ni doctrina... porque la vida es éso tan y tanto.

Cae la Luna esta noche de domingo.

D.

miércoles, 9 de abril de 2014

Gracias.

Como si alguna vez me hubiera gustado ser una yonki del dolor.  Y desprenderse del pedaleo circunscrito y vertebrado, gravemente herida en el ego.
Merece más la pena compadecer a los demás que a uno mismo, ya me cansa mirarme tanto al espejo, es ridículo.
Tantos años de introspección para al final, para desde el final retroceder... y percatarse una de que la bondad se halla en la gratitud a los otros. Es como un "todos somos hijos de Dios" pero sin creer demasiado en Dios.
Gracias Nico, de alguna manera tú me has enseñado esto.