lunes, 24 de mayo de 2010

Anem a dormir demà.

Hay un picaporte ajado de madera desgastada que me separa de la calle. Una calle abierta y encendida que recuenta el sueño de los peatones que la andan.
Mi cama hoy medio llena y ayer medio vacía, una colcha blanca ciñe en burdeos hilos bronceados, y mi piel reseca, atópica, también hoy dorada.
Todo suma la perfecta armonía de una noche desvelada: la luna sin prisa, el gallo resta, la estrella parpadea y la nube podando hoy otras montañas.

Siempre es media noche desde mi cielo, las palabras no descansan.
Anem a dormir demà.

D.

No hay comentarios:

Publicar un comentario