jueves, 27 de mayo de 2010

Out

Hubo una jaula una vez.

Crucé los dedos de los pies para asfixiar la pisada, anulando la zancada para que el camino no fuera camino nunca.

Hubo una jaula una vez.

El sofá es de piel antaña, marrón y desgastado en la parte central, me agrada esa textura en la palma de mi espalda al regocijar peso y plomo unos segundos, lo que dura el tiempo de una calada.

Hubo una jaula una vez.

Y el rescoldo, y la cornisa, y la cenefa... pliegues paralelos postrados en la retórica de la belleza constructiva, un Arquímedes mesurando el equilibrio entre columna y amor.

Hubo una jaula una vez

Todo es figurativo o semejante, nada es del todo de verdad, un mundo de ideas aliñadas sometidas a la luz del sol de cada día.

Hubo una jaula una vez, todos los individuos del mundo vivían allí encerrados. El rey de todos ellos se llamaba Golondrina.


lunes, 24 de mayo de 2010

Anem a dormir demà.

Hay un picaporte ajado de madera desgastada que me separa de la calle. Una calle abierta y encendida que recuenta el sueño de los peatones que la andan.
Mi cama hoy medio llena y ayer medio vacía, una colcha blanca ciñe en burdeos hilos bronceados, y mi piel reseca, atópica, también hoy dorada.
Todo suma la perfecta armonía de una noche desvelada: la luna sin prisa, el gallo resta, la estrella parpadea y la nube podando hoy otras montañas.

Siempre es media noche desde mi cielo, las palabras no descansan.
Anem a dormir demà.

D.

sábado, 22 de mayo de 2010

Luces.

Hay un prisma que envuelve la luz... rodea una circunferencia espectral, para que a su paso cada onda refleje un sonido pétreo... de esos que encogen al corazón.
El cristal de reyerta, la niña dormida, el ventanal indefinido...
El rastro de la luz es envolvente y pregona cierto fastidio a la sombra, la luz luce lo que la sombra discreta esconde.
Y a la oscuridad no le falta de nada, y a la sombra no le sobra el tiempo ni el espejo.

Hoy me siento luz intermitente, de brillo excusado, y me falta toda la sombra y el tiempo del mundo.

Déjame el sombrero, el del ala ancha "pa muchas veces no ver las cosas que ver no quiero".

D.

lunes, 17 de mayo de 2010

Bucear.

(ilustración de Luis Royo)

Sobrevuela la bíblia de un codazo,
frenética y absurda,
sin remedio ni pluma.

Miran los soñadores piratas de un mar precipicio,
como la sirena de olor a neftalina
nada ella solita lagos y arrabales.

Pide auxilio con la voz oxidadita de la mar salada,
quiere que la pesquen y le curen las heridas
de la vida bandolera y el tritón descorazonado.
Ansía andar la arena y la montaña,
vivir en una casita de madera y comer gachas,
y dormir en cama limpia con olor a armonía perfumada.

Ya no sirven las azañas ni las tribus,
ni los signos ni las banderas ni los himnos,
la sirena ya no canta, ya no duerme, ya no nada,
tiene dolida la garganta, desvanecida su bonanza,
y a la esperanza... le clama el nombre y la palabra.

D.



sábado, 15 de mayo de 2010

Nana de despertar.

Quédate quieto pretérito insolente,
vuelan las campanas , plural del mediodía,
zaguán escondido entre seda cachemira,
y el mediodía nublado aguardando la voz presente.

Si se muestra la alegría perfilada en tus palabras
Barcelona, tan bonita, me besa en el cuello y en la mano,
Cizerone habla bajito ante la posada Milá,
el arte queda vacío porque ha muerto el carnaval.

Han sido tres largos pasos que dejaron huellas traicioneras,
cada uno pisaba la tierra mojada que el otro no supo avanzar,
un registro embadurnado por la farsa que siempre fue de verdad,
no busques más en los cajones de la luz,
hoy la eterna penumbra salpica, reluciente,
y dice que el lloro es amante del que miente.

D.





miércoles, 12 de mayo de 2010

Cascada.


De mirar tan fuerte a través del cristal los ojos marcharon agotados.
La desolación se empeñara en encontrar nidos de humanos en las calles. Pero los ojos no veían nada más que una férrea vanidad que insulta a mi alma.
De mirar tan fuerte tan fuerte, el cristal se rompió y un trocito caprichoso se incrustó en mi mano izquierda para que afligiera un poco al escribir.
De mirar tan fuerte, durante un tiempo mi estar fuere puro asedio, para ganar y vencerme a mi misma.

Menos mal que ahora me siento algo cansada y molida, menos mal que ya no tengo ojos ni mordida.
Dejé de mirar para oler fuerte, fuerte, fuerte. Ser nadie para ser nada, y cantar un aleluya sepulcrado y tranquilo.

D.




lunes, 3 de mayo de 2010

Mis lágrimas caen del cielo.

Cuando hoy cierre los ojos, lloraré un poco por dentro,
donde la ropa tendida que limpié escurra mi ubre y mi cuento.

Quien sabe cuántos suspiros necesite el tiempo
para que el bochorno del sabor - café nos deje a solas .
Es complicado esto de la espera y la paciencia...
y el pestañear a tientas,
y el caminar pausado
entre lingotes del pasado.

Pensar, pretender, pensar...
como si evocar un lenguaje de bosque y hoja otoñal
o primavera sin sonido... alcanzara que todo esto quedara dentro, en mi cabeza.

Pensar que afuera llueven mis lágrimas...
Me quedaré vacía hasta mañana.

D.