Si fuera por geografía, de la región más ártica a la más antártica, nublaría hoy la Tierra de vacío y libélulas, como de plaga apoteósica e invasora donde se infectaran todos los mundos que el humano aguarda en su bajeza, en su mentira y en su silencio, baldíos e infructuosos.
Aunque me grites no te entiendo, hoy solo me queda confiar en los pétalos de las flores marchitadas, secos y vulnerables, que desaparecen en la fugacidad de los pasos intransigentes andados a su alrededor. Solo me queda confiar en las montañas que uno nunca logra tocar, para exhalar añoranza y desilusión, y admitir que cautivar a modo de honestidad ya no es propio ni de las modas ni de las musas.
Aunque grites no te entiendo, porque de puertas pa fuera solo me queda cerrojo y candado, pereceré hermética un tiempo para dejar lejos tus bravíos sollozos y tus súplicas suicidas... quizá los segundos que me resten los conserve para aprender a escuchar los latidos de mi corazón, quizá y sin más preámbulo haya llegado el momento de hacerme un poco de caso.
De esto que nos queda como mucho... solo se puede hacer una postal y regalarla.
D.
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