De cuando en cuando una voz sucia se ensalza y fractura la línea perspicaz que acumula encanto. Un encanto apropiado y equilibrado, donde la voz segunda rechaza hacerse notar desmesuradamente, clama existencia, nada más. Pero el estridente ronquido no la deja en paz.
Fue ayer noche, que la voz pequeñita sumaba encanto y presencia a la vez, sin copiar vanidad ni llanto. La voz bruta le perseguía día tras día, para robarle aplauso y academia.
Mañana, lo que fuere suave púrpura también se convertirá en maldita agonía y amor propio. Todo se ensucia.
Todo es mugre y rencor, todos rehuyen de ser un actor secundario.
El ego no sabe perder, no me vendáis política.
I ara marxo a dormir amb aquest pensament, espero despertar dulce y risueña, pero el miedo no es buen compañero de sueño y olvido.
todo se limpia!
ResponderEliminar