Fijo que los de Alitalia no podían haber diseñado unos aviones más cutres. ¿Seré capaz de describirlo, seré capar de haceros entender jamás cuan estúpido me pareció ese verde semáforo en los sillones menos ergonómicos del mundo mundial?? ¿Habrá en algún segundo de la faz de la Tierra alguien que comparta el estupor que me provoca las cuatrocientas horas que se tiraron explicando en italiano como deberás comportarte cuando estés apunto de morir en un accidente mortal?
En realidad no fue para tanto, en realidad soy yo que me cabreo cuando a las ocho de la mañana me doy cuenta de que he de sacar punta al lápiz de ojos... solo es eso.
Igualmente, sigo estando cerca de ser un poco como Roberto, rodeada de toda mi dolencia insolente, haciendo ver que todo está bien cuando todo está al revés, para sufrir más de lo que debiera y pensar que cada día me recupero. Siempre en ese punto entre la carrera infinita y el abismo. Entre la puerta y la escalera. Entre el anillo y el collar. Entre la roca y la arena. Entre la mentira y la realidad.
En realidad se trata de la realidad, ¿no?, si se trata de la realidad.
En fin...
ñaa
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