Si no fuera por el ruido de los otros, hoy mi consecuencia no estaría aquí. Un "aquí" más bien flemático, furtivo y revuelto. Si no fuere porque a cada sílaba frecuenta un sonido envolvente que revota con asiduidad en las pared de nuestro tempo, ni yo ni nada tendría sentido.
Si no fuera por un cielo plomizo y un edificio magnánimo que en envuelve su aurora y su gota
de agua, o si no fuera por el pendular rocío del ronroneo de la primavera, yo ya no estaría aquí, escribiendo lo que pienso, o lo que digo, o lo que veo... o inventándome excusas oficiales para morir menos aburrida.
El mundo pasa.
Aquí el soroll dels altres és molt menys trascendent. Obres de dia i gemecs de nit.
ResponderEliminarMe'n torno a escriure la classe de dilluns.