Cuando hay un pasaporte de vuelta en cada brida que cierra permanentemente mi deseo, hay una intención que se queda sin respiración y se ahoga... y ni las flores azules le consuelan.
Cuando te quiero y me rompes el corazón hay menos océano en el agua y apenas me importa lo que ocurre fuera de mi casa.
Cuando la apetencia manda al corazón, el enojo a la razón y la neurastenia a las tripas... solo quiero llorar... o comprarme unas botas de piel.
D.
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