Es lánguido el suspiro, supremo mi miedo,
es valiente este silencio, es hermosa tu canción.
Quiero que la vida se pare en los segundos perennes cuando aún no te has ido,
y que des del ayer cauto y tímido la catarsis rezume gloria, la bendición es verte cada día.
A veces veo mi reflejo en el cristal de los pacientes:
hay una niña que pasea lloriqueando la avenida buscando a su hermano mayor,
y una mujer anciana mirando al mar, sola y triste.
D.
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