Hoy tengo ganas de escribir, mas escribir explícito.
Hace cuestión de un par de días, de manera casual y repentina, fui conocedora de la muerte de una expareja que hacía mucho tiempo que no veía.
Él había muerto hacía dos años.
El punto de desconexión al que había llegado hacia éste fue algo buscado y totalmente escogido. Hay personas que deseas apartar de tu camino porque que formen parte del tuyo, o formar tú parte del suyo nada más acarrea dolor y desamor.
No sabía nada de él hacía mucho, e imagino que él no sabía nada de mi.
¿cuántas veces en algún momento no necesariamente significativo me había reafirmado que nada sentía ya por esa persona?
Y de repente te enteras de que ya no existe. Y de repente lloras, te hundes, te sientes tremendamente vacía.
De repente piensas en las cosas horribles que os dijistéis, en las cosas preciosas que os susurrastéis, en el camino caminado, en el final del camino.
Piensas que a pesar de todo, en algún momento os hicistéis feliz el uno al otro.
Y algo se muere de ti.
Y me acordé de que cuando amas a alguien, guste o no, lo amas para siempre, aunque sea una parte despistada de tu alma que se confunde entre tu día a día y el café que te preparas a la mañana.
Descansa en paz.
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