Fantaseo a medida que se resuelven las horas en el trabajo.
Quiero tocar el piano un día para poner melodía a mis páginas, y hacer devotos los trajines que predican elegancia... y fotografíar... de nuevo.
Impactar mi punto de vista en la viñeta captada por el obturador y el diafragma, y revelar verdades y mentiras que pasean en la ciudad en días de sol... en días de llorar...
Fotografíar, durante horas. Un pasatiempo casi olvidado en el último año.
Hacer de la palabra la imagen y del movimiento, el infinito rechazado.