Qué hacer cuando la tristeza no forma parte de uno, sino que es uno. Qué hacer cuando siempre hay un punto latente y plano, un encefalograma en coma promiscuo, un guerrero abatido en forma de corazón. Qué hacer cuando la felicidad es un paciente anónimo que de vez en cuando has de atender, qué hacer.
Hay un punto en todo eso, muy pulcro, muy disimulado, muy figurativo, como de falsedad, como de mentira, como de indulgencia... apenas dos camino que se han dado la mano para precipitar en el temor.
Qué hacer cuando uno ya no es valiente, y se asume reaccionario, qué hacer cuando se dejaron atrás la persecución del yo profundo para desvanecerse en la exotermia de la desidia, qué hacer cuando te sientes sustraído y arrebatado y apenas un lánguido suspiro te recuerda que estás ahí porque tú lo quisiste...
Qué hacer cuando no se sabe qué carajo hacer... y al final no haces nada.
D.