De repente aparece un entretiempo roto y esparcido.
La distancia ubica y resquebraja algunos bolsillos rotos. No me compensa, desde luego, tenerte al lado si no eres mío.
Ese entretiempo, del que hablaba antes, son segundos de pasos cortos que aparacen de forma sórdida en azarosos pálpitos del corazón, asomándonos a la duda del quererse, y a toda esa circunstancia incómoda y fuera de lugar que representara unir lazos vitales mientras el café está por hacer o hace mucho calor en la playa.
Hoy es festivo en algunos lugares... pero en casa los muebles perecen dormidos... en su sitio.
D.