El agua salada no es armónica con nuestras vacaciones sino con nuestros latidos. Latidos de corazones que no saben qué decirse, que no saben cómo amarse.
Igual el amor no exista y únicamente se trate de una amplia gamma de valores y esteriotipos. Quizá el alma no sea tan grande, quizá el rayo se sol hoy no me deslumbre tanto.
No quiero irme ni quedarme.
No quiero ser ni un helicóptero ni un vaso.
D.